Les doy la bienvenida a este espacio virtual que tiene la pretensión de agrupar al conjunto de los sueños humanos. Aquellas personas que gusten pueden dejar los suyos registrados aquí.


El Soñario Virtual Mayor intenta echar luz a esa zona oscura que permanece dentro de lo no-nominado ni registrado. Intenta comenzar a representar al conjunto general de los sueños humanos para, como en un gran iceberg sumergido (nuestro inconciente colectivo), ver los cristales de hielo que emergen a la parte visible o consciencia.


Vendria a ser el continente de esa valvula de escape que dejamos abierta al espacio para olvidar luego pronto y memorizar a traves del registro sueños de años atras, por ejemplo.


Como animales fantasticos en una reserva ecológica fantástica también apareceran quizas los sueños de un preso, o de un anciano, o de una niña. Es mi esperanza que esta tierra que labraremos se nutra de numerosas semillas de sueños.


En este Blog encontraran conceptos, dibujos y pinturas que nos muestran que y como estamos soñando los hombres en la modernidad.

Quien guste y sepa hacer su propia interpretacion de lo soñado por si mismo, que agregue si desea los conceptos para la mayor y mejor comprension de los otros soñantes.


Es esto un gran correo que se abre, el correo virtual de los sueños. Los invito a dejar brotar las imagenes de esa laguna blanca donde habitan diversos seres sutiles que nos envian mensajes mientras dormimos.


Para contribuir a este proyecto aporto los registros de mi propio libro de los sueños como modo de dar el puntapie inicial a la construccion de esto que, de alguna manera, es tambien un sueño.


viernes, 12 de noviembre de 2010

El viajero del sueño (Cuento, Juan Pablo Añino, década del ´80)

Le dolía la cabeza y no podía tolerar la punzada que lo penetraba. No pensaba. Se sentía mal, confuso.

Una mañana no pudo levantarse. El dolor era tan agudo que no lograba moverse. No tenía a nadie cerca. Pasó tres días encerrado en su habitación, a oscuras, sin comer y con la garganta cada vez más seca.
Cuando ya se encontraba desesperado, el dolor comenzó a disminuir. Hasta que finalmente los mareos sin importancia que quedaron no le impidieron beber largos tragos de agua que tomó hasta calmar su intensa sed.
Creyó que todo había terminado.

El tiempo se encargó de distraerlo. Pasaron unos meses en los que sólo esos pequeños mareos lo intranquilizaban.
En un principio no prestó atención a los nuevos sueños que tenía. Empezaron las noches tibias de primavera y con el verano los sueños se hicieron cada vez más frecuentes. Y como las estaciones, siguieron su curso natural y progresivo. Fueron simples al comenzar. Luego adquirieron formas y matices. Y finalmente se tornaron extraños, solitarios y profundos.
Amanecía exhausto. Más cansado que al acostarse.

Soñó que iba caminando entre una zona de depósitos, desconocida. Con unos harapos y totalmente desgreñado. Caminaba y pasaba al lado de otros linyeras, cantando una canción. Ellos conversaban mientras él tarareaba un tango. Seguía caminando y se le hacía difícil subir por una calle; por eso se agarraba de un árbol y de la puerta de una casa. Justo se asomaba una muchacha y él le comentaba que iba para el puerto a buscar trabajo. Ella lo invitaba a pasar, se desnudaba y lo seducía. Pero cuando intentaba tocarla, un gigante de sombra aparecía y le apretaba los dedos quebrándole hueso por hueso.

Despertó sobresaltado y sus ojos creyeron ver sangre en sus manos doloridas. No tenía ningún hueso roto. Se habría sugestionado. Sin embargo, pese a que mostraba rasgos de seguridad en su vida cotidiana, la preocupación abría surcos en su interior y su imaginación no lo dejaba tranquilo.
Los sueños continuaron y fueron constituyendo su otra realidad.

Esa noche se sintió extraño. Pese a todo, se acostó y no sintió incertidumbre. Era seguro. Completamente seguro. Tendría un sueño.

Soñó que estaba soñando y que se despertaba dentro de su propio sueño. Se sentía despierto… Pero había quedado atrapado en una fantasía que ahora era su única realidad. Un sueño propio se había convertido en su morada.

Dentro de su sueño se recostó en el pajar de un granero. Por la estructura de las construcciones dimensionó encontrarse en algún período del medioevo. Volvió a dormirse.

En su sueño caminaba por una pradera hasta un castillo de fabulosas dimensiones. Recorría los pasillos y se metía en un cuarto gigante, lujoso y polvoriento. Estaba observando y tratando de descubrir los motivos por los que estaría allí cuando el viento cerró violentamente la puerta. Oyó unos pasos al otro lado y la vuelta de la llave en la cerradura. Después, un silencio total.
Se despertó y su desesperación gritó en la soledad, porque aun despierto seguía viendo las paredes del cuarto de ese castillo en el que estaba encerrado. Lisas paredes infranqueables.
Se apoyó en una de ellas y se dio tiempo para recuperar el aliento y para poder pensar. Tardo apenas un momento en darse cuenta de que sus sueños lo llevaban por el tiempo y por el espacio. Ya nunca podría volver atrás.

Era un viajero del sueño. (clickee aquí para ver la película "Inception"/"El origen")

Volvió a dormirse. A la luz de una vela que había dejado encendida comenzó a revisar los detalles de la habitación. Un espejo le llamó poderosamente la atención: en él miró su reflejo. Sus ojos se acercaron al cristal y repentinamente sintió que estaba adentro del espejo, que era una imagen de alguien que ya no estaba. Se había internado en su propio reflejo.

Siguió soñando un enloquecido itinerario.
Se soñó rico, sabio, poderoso… Decrépito, embrión y del sexo opuesto…
Atravesó en su cuerpo, nave de misterio, los lugares más extraños y lejanos de las galaxias. Centenares de planetas deshabitados, mundos muertos. Buscó un sol y no lo encontró. Solamente una estrella lejana le daba un poco de luz al lugar helado donde se encontraba ahora. Miró a su alrededor y vio que lo rodeaba una planicie lisa, monótona, interminable. Estaba cubierta por un polvillo rojizo muy liviano. No, ya no era rojizo, ya tomaba colores verdosos. Caminó por ella hundiéndose hasta las rodillas en ese fino polvo que no le impedía caminar porque no tenía peso. Caminó durante horas hacia el norte y vio que detrás de él no quedaban huellas de sus pasos. Vio que cuando pasaba, se levantaban grandes nubes de polvo. Eran turbulencias que cobraban cada vez mayor tamaño. El polvillo había adquirido vida, tenía diversas formas y tamaños. Se había vuelto ocre. Se dispuso a acercarse a las formaciones, pero sus pies pisaron en falso y cayó en un vacío interminable.

En la negrura del cosmos a la que había ido a parar, soñó que regresaba a la tierra. Que todo terminaba, que otra vez era él. Pero la tierra ya no existía. Y si la tierra ya no existía, él tampoco.
Se dio cuenta de que era sólo un sueño: el sueño de un muerto.
Quedó flotando a la deriva.
Y el tiempo pasó y fue destejiendo lo tejido. En milenios se llevó las palabras, las frases, los recuerdos.
Y paulatinamente todo fue nada.

viernes, 5 de noviembre de 2010

SIDA

Desperte pensando en la palabra "sida". La computadora tomó colores rosas y verdosos, no pude explicármelo. Llamé a un amigo que padece la enfermedad para ver si estaba vivo. Si. Me llamó la atención la coincidencia de la palabra soñada con el color que tomó la máquina y el color de mis pastillas psiquiátricas.

La voz del sueño

Sé, por haber observado a gente dormida, que si bien no puede verles las imágenes de lo que sueñan, puedo escuchar su voz en la noche. El inconsciente, mientras la persona está dormida, nominaliza el trauma del sueño, un trauma, lo que esa noche acontece en el cerebro del soñador, que piensa en el silencio, algo. Algo audible para el que se acerca a la cama o comparte el mismo espacio. Un mensaje que brota al aire en la voz del pensamiento del soñante y que revela un contenido al que observa en silencio y con la mayor atención. Es la voz del sueño. El que duerme expone, o puede exponer, una narración nocturna, sin luego acordarse de eso para nada. Mientras el que lo observa se entera de su secreto esa noche y sabe cual es su preocupación o conflicto manifiesto. De allí puede deducir el conflicto latente (Experiencias con el paciente Gastón Di Napoli y otros).

Lloro en sueños y cuando despierto sigo llorando

Soñé que estaba en la cocina de Juan Antonio Arrastúa. Él miraba el cielo por un pequeño espacio entre los edificios . Pensaba en su madre, ya fallecida. De pronto me veía saliendo. Veía a su padre, ya fallecido también, y cariñosamente quería ir a saludarlo. Entonces toda su familia en esa gran casa con escaleras que descendían me hacían señas abriendo las manos como para que me retirara. Y yo me iba.
En la puerta, en una imagen difusa y difuminada, Juani, como si fueramos más pequeños pero ocultándolo, en la ausencia de claridad de la imagen que se distorcionaba y era dificil de autover, me abrazaba de costado a mi derecha diciendome y a la vez se lo decía yo mismo:
- Chau muchacho de buen corazón. Te voy a extrañar aunque no te haya visto.

Este sueño tenía todo el desarraigo de mis amistades de pequeño de Trenquelauquen y, aparte, toda la melancolía idealizada de los padres muertos. Me provocaba una profunda angustia. Y me daba llantos al despertar.