martes, 10 de agosto de 2010
Movimientos sospechosos
Estaba con los tambores de miel. Don H. estaba a mi izquierda con su tambor lleno. El mio era un liquido ambar que parecía defectuoso y estaba semi-vacio. Luego iba hasta unas maderas a acomodarlo. Era de noche. Estaba en el garage, detrás del auto pero ante había pasado por el íntimo cuarto de mi padre que reía y su segunda mujer con las muelas encastradas en oro puro, los dos en el lecho sorprendentemente abierto a mi visita. Mis dos hermanas andaban en paños menores, digámoslo, paseándose por la casa y el exterior con sus bombachas blancas. Alguien, mi padre o uno de mis hermanos explotaban una bomba en un cedro. Un policia merodeaba, vigilando los movimientos sospechosos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario